En el corazón del cerro del Otero, la Capilla de Nuestra Señora del Otero emerge como testigo silencioso de la historia de esta tradición que es la Romería de Santo Toribio. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando el Cabildo tomó la decisión de expandir una pequeña excavación en la tierra para crear una nave alargada.
Un templo cuya composición se resumen en una amplia sala, orientada al noreste, dotada de un sencillo altar. Con el paso del tiempo y el crecimiento de la devoción por la fiesta, la capilla fue ampliada para dar cabida a la imagen de Santo Toribio, convirtiéndose en un punto de encuentro sagrado para los creyentes y peregrinos que acudían a rendir homenaje al Cristo del Otero.
Sin embargo, a mediados del siglo XX, esta nave sufre un trágico destino cuando se derrumba, dejando únicamente dos aislados contrafuertes de piedra como testigos mudos de su existencia.
A pesar de su ruina física, la Capilla de Nuestra Señora del Otero sigue siendo un lugar de profundo significado espiritual y cultural para los habitantes de Palencia y los fieles que llegan de todas partes para participar en la Romería de Santo Toribio.
Esta estructura, aunque ya no se alza en su plenitud, continúa contando la historia de una fe arraigada en las tradiciones más antiguas de la región, asegurando así que su legado perdure en el tiempo y en la memoria de quienes la visitan.
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