Como en toda historia, el crimen y tragedia también han estado presentes en las colinas del Cerro del Otero. Un relato perturbador que ha dejado una marca indeleble en la historia de Palencia y que ha llamado la atención de investigadores del misterio como es el caso de Iker Jiménez.
Unos hechos que comenzaron con un fatídico asalto en 1468, cuando la ermita fue profanada para ser espoliada y provocó, de paso, la brutal muerte del ermitaño y su familia. Una historia que se repetiría siglos más tarde, en 1907, cuando a violencia alcanzara de nuevo este lugar de peregrinación. Una noche de noviembre, el ermitaño Mariano Rey del Río sufrió un destino trágico cuando cuatro encapuchados lo torturaron hasta matarlo. Mientras el ermitaño luchaba por su vida, su criada Isabel Arroyo Pérez quedaba atada y testigo impotente de la barbarie. El objetivo de estos ladrones no era otro que hacerse con las riquezas que el ermitaño guardaba en la cueva, unas 1200 pesetas. Los nombres de los perpetradores resuenan en la memoria colectiva: Gervasio Abia Brizuela, Mariano Monzón de la Rúa, Cipriano González Fraile y Santos Collado Ortega.
Tras una intensa búsqueda, los criminales fueron capturados y enfrentaron la justicia.
A pesar de los años transcurridos, este suceso sigue resonando en la conciencia colectiva, inspirando relatos, romanceros populares, obras literarias y noticias en medios de comunicación como El Día de Palencia, El Imparcial o El País.
Los Crímenes del Cerro del Otero siguen fascinando y perturbando a quienes se interesan por conocerlos.
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