Nuestra Romería es mucho más que una celebración religiosa; es un evento que rinde homenaje a Santo Toribio; una figura cuya presencia se siente en cada rincón de esta tierra.
Pero en torno a ella se presentan ciertas preguntas sobre quién fue en realidad este santo. Y es que Toribio como obispo de Astorga, desarrolló su labor pastoral en Palencia a mediados del siglo V, en un momento de gran convulsión política y religiosa. Enfrentándose al priscilianismo, su predicación se vio acompañada por un milagro que llevó a la conversión de los palentinos al catolicismo, según relata la tradición transmitida por Alonso Fernández de Madrid.
Sin embargo, tras esta faceta, se encuentra la figura de Toribio, monje eremita. Documentos históricos, como una carta encontrada por el Canónigo Jesús San Martín, archivero de la Catedral, revelan que Toribio vivió en soledad dedicado a la contemplación y la penitencia, combatiendo la herejía de Prisciliano. Se cuenta que sufrió persecución y que incluso fue apedreado por los seguidores de esta corriente, antes de retirarse al monte La Viorna.
Y es precisamente en este lugar el que más tarde se conocería como el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Un lugar sagrado que albergaría las reliquias tanto del monje eremita como del obispo de Astorga. La convergencia de estas dos figuras en las montañas de Potes dio origen al venerado Santo Toribio de Liébana, cuya festividad sigue siendo un momento crucial en la vida religiosa y cultural de Palencia y también de Cantabria.
Así, la Romería de Santo Toribio no solo celebra la memoria de un santo, sino que también refleja la compleja historia y la profunda espiritualidad que han definido a Palencia a lo largo de los siglos.
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